Antes que existieran las fábricas, las máquinas o la tecnología todo se hacía a mano: la ropa, el calzado, los muebles… Cada producto se creaba de cero en el mismo sitio con los materiales que ofrecía el entorno y se diseñaba en base a unas necesidades determinadas.
La artesanía dice mucho de un lugar. A través de los materiales empleados podemos saber qué recursos abundan en la zona y por su uso también es posible adivinar a qué se dedicaba la gente, qué hacían para divertirse…
Aunque con la revolución industrial todo cambió, hoy en día todavía quedan artesanos que conservan las tradiciones y las técnicas antiguas. En las Islas Baleares son muchos los que siguen trabajando en sus pequeños talleres, usando su imaginación y sus manos para crear piezas únicas que transmiten la esencia de las islas.